Escritora e ilustradora de El jardín de estrellas de Dafne: una historia única que combina elementos de fantasía con enseñanzas profundas.
¿Cuánto tiempo invertiste en el desarrollo y la conceptualización de este libro antes de decidirte a publicarlo?
Comencé con el curso de Gusanillo el 14 de octubre y en, aproximadamente, dos semanas desarrollé tanto el concepto de la historia por escrito como el concepto visual de El jardín de estrellas de Dafne (estilo, elementos gráficos clave, paleta de colores, texturas, etc.), además del diseño de personajes y distribución del texto junto a bocetos de cada página. Cabe añadir que el texto se adaptó al largo de una novela infantil puesto que originalmente iba a ser un cuento. Una vez había realizado la conceptualización y maquetado junto a los bocetos, la editorial Gusanillo me dio la gran noticia de que les gustaría publicar mi proyecto. Tardé un mes, aproximadamente, en pasar a limpio tanto las ilustraciones como la maquetación. Una vez pasaron las navidades se realizaron los últimos retoques, además de la cubierta, y se llevó el proyecto a imprenta en enero. Finalmente, se publicó oficialmente el 26 de febrero.
Ahora que has publicado tu primer libro, si pudieras escribir una carta a tu «versión más joven», ¿qué consejo le darías sobre tu futuro como escritora e ilustradora?
Le diría que, aunque muchas personas aseguraran que iba a ser imposible y le insistieran en que estudiase algo con más «salidas», no se rindiera. Que todo sueño tiene un comienzo y que, al final, todos esos años de esfuerzo merecen la pena. Porque si no lo intentara, acabaría con una espinita clavada en el corazón.
También le diría que, aunque a veces sintiera que no es suficiente, tuviera dudas o se comparase con los demás, nunca dejara de crear: nadie nace con un estilo definido. Todo se forma con el tiempo. Confía en lo que estás construyendo, incluso cuando aún no veas el resultado.
Por último, le recordaría que aún es joven, que tiene tiempo para equivocarse, para experimentar, para crecer. No necesita tenerlo todo claro ahora. Confía, y sobre todo —como diría el Dragón de Luz de esa pequeña novela infantil—: disfruta del proceso con paciencia, no te frustres y sigue tu propio camino de estrellas.
En tu opinión, ¿qué poder tiene la literatura infantil para influir en la percepción de los niños sobre el mundo y en su relación con los demás?
En mi opinión, la literatura infantil tiene el poder de influir en la percepción que los niños tienen del mundo y de su relación con los demás a través de historias, personajes y situaciones. Estas no solo entretienen, sino que enseñan valores, despiertan la imaginación y fomentan la empatía.
Cuando un niño se identifica con un personaje o se sumerge en un relato, está explorando distintas formas de ser, sentir y actuar. Esto les permite comprender la diversidad, desarrollar su capacidad de ponerse en el lugar del otro y aprender a enfrentar desafíos. Además, la literatura infantil introduce ideas sobre la justicia, la amistad, la valentía y la inclusión de manera accesible y natural. También, pueden ofrecerles herramientas emocionales para enfrentar desafíos y reforzar su identidad.
En mi caso, al escribir e ilustrar El jardín de estrellas de Dafne busqué justamente eso: ofrecer una historia que inspire, emocione y deje una huella en los pequeños lectores, ayudándolos a saber gestionar la frustración y, por ende, reforzando la paciencia, además de darle importancia al proceso en vez de centrarse y obsesionarse con el resultado.
Dafne, la protagonista de tu historia, tiene un deseo aparentemente imposible: plantar un jardín de estrellas. ¿Cómo consideras que esta búsqueda simboliza la importancia de seguir nuestros sueños, incluso cuando parecen inalcanzables?
Esta búsqueda refleja la importancia de seguir nuestros sueños de manera sana. Además, el deseo de Dafne no es solo un capricho infantil, sino una forma de resistir a la frustración del resultado inmediato. Su jardín de estrellas simboliza la necesidad de cuidar nuestras aspiraciones con ternura, de darles espacio para crecer a su ritmo, sin forzarlas ni rendirse.
Seguir nuestros sueños de forma sana significa entender que no todo se logra rápido ni fácilmente, y que eso está bien. Dafne aprende que el camino hacia su jardín está lleno de dudas, tropiezos y momentos de oscuridad, pero también de descubrimientos, belleza y nuevos amigos. Y que, incluso si nunca logra tocar una estrella, el simple hecho de intentarlo la transforma, la hace crecer, y eso ya es valioso.
Su historia nos recuerda que perseguir un sueño no es obsesionarse con el resultado, sino disfrutar con el proceso. Y que, a veces, los sueños más “inalcanzables” son los que más nos enseñan sobre quiénes somos.
El Dragón de Luz acompaña a Dafne a lo largo de su viaje. ¿Qué rol cumple este personaje en el proceso de crecimiento personal de la protagonista?
Desde el principio, Dafne lo busca pensando que él tiene el poder para hacer realidad su sueño de plantar un jardín de estrellas, pero en realidad, el Dragón de Luz la lleva a descubrir algo mucho más valioso: que la verdadera luz no viene de la magia, sino del amor, la paciencia y el esfuerzo.
A través de su encuentro con el Dragón, Dafne aprende a confiar en sí misma, a no rendirse y a disfrutar del camino, incluso cuando las cosas no salen como espera. El Dragón de Luz no le da una solución rápida, le enseña un aprendizaje de vida. Y eso marca un antes y un después en su forma de ver el mundo.
En conclusión, el Dragón cumple el rol de maestro y guía en el crecimiento personal de Dafne.
En tus ilustraciones, ¿hay algún símbolo o detalle visual recurrente que tengas, ya sea consciente o inconscientemente?
Sí, sin duda las estrellas, un símbolo que más se repite y que, de alguna manera, conecta todos mis trabajos. Además de las estrellas, también uso muchos colores fantasiosos, me gusta que todo tenga un toque mágico, que los mundos que dibujo se sientan como salidos de un sueño.
Finalmente, ¿qué significado tiene para ti haber publicado El jardín de estrellas de Dafne y cómo ha influido en tu trayectoria profesional?
Para mí, El jardín de estrellas de Dafne ha sido un dulce comienzo, ya que se trata de mi primera publicación. Al ser una obra tanto escrita como ilustrada por mí, tuve total libertad creativa, lo que me permitió disfrutar muchísimo del proceso, además de que me sentí muy a gusto trabajando con la editorial.
Es más, aprendí un montón sobre el mundo editorial: desde la ilustración y la maquetación, hasta cómo combinar el texto con las imágenes de forma armoniosa. Todo ese aprendizaje me llena de satisfacción, porque siento que estoy avanzando poco a poco hacia lo que realmente me apasiona.
También me emociona ver cómo está repercutiendo el libro y el recibir respuestas tan bonitas por parte de la gente. Me hace sentir orgullosa de haber cumplido mi objetivo: crear un libro que los niños disfruten y que los invite a acompañar a Dafne en su aventura.
Y, por último, me siento muy orgullosa de mí misma por haber empezado en un sector tan difícil. Este primer paso me da fuerzas para seguir luchando por mi sueño y dedicarme a lo que realmente amo.
Y, ¿cómo te gustaría que te recordaran los lectores en los próximos años, si este primer libro fuera solo el inicio de una larga carrera como autora e ilustradora?
Me encantaría que los lectores me recordaran como alguien que les hizo soñar, que les abrió una ventanita a mundos mágicos llenos de color, estrellas y emociones. Si este primer libro es solo el comienzo, ojalá que con el tiempo puedan ver una trayectoria honesta y llena de corazón. Además de explorar todo tipo de campos, ya sea juvenil o adulto.
Si dentro de unos años alguien, aunque solo sea un niño, recuerda esta novelita con cariño, como esos que te marcan en la infancia, entonces sentiré que todo valió la pena.