Autores de Mi Furiosaurio, una novela infantil educativa que ayuda a los niños a comprender y gestionar sus emociones de una manera divertida y accesible.
1. El libro aborda la gestión emocional y la ira infantil. ¿Por qué creéis que es tan importante enseñar a los niños estas habilidades desde temprana edad?
Pablo: Desde pequeños, los niños experimentan emociones intensas, pero no siempre tienen las herramientas para comprenderlas y expresarlas. La ira, en particular, puede ser difícil de manejar porque muchas veces se asocia con algo negativo o inaceptable. Queríamos mostrar que la ira es una emoción válida y que, con ayuda, los niños pueden aprender a gestionarla sin miedo ni culpa.
David: Si desde pequeños les damos estrategias para reconocer y canalizar su furia, les estamos preparando para ser adultos más equilibrados y empáticos.
2. Nora descubre que tiene un «Furiosaurio» dentro de ella cuando se enfada. ¿Qué inspiró la idea de personificar la ira como un monstruo? ¿Y por qué decidisteis darle ese diseño?
Pablo: La idea surgió porque, como padres, vimos que a los niños les resulta más fácil comprender conceptos abstractos cuando los convertimos en personajes concretos. Un «Furiosaurio» es una metáfora visual y divertida para algo que todos los niños sienten en algún momento: la furia descontrolada.
David: En cuanto al diseño, queríamos que fuera expresivo y que reflejara la transformación de la ira, pero sin resultar aterrador. Elegimos colores intensos y formas exageradas para mostrar cómo el Furiosaurio crece y se vuelve más fuerte cuando Nora no controla su enfado.
3. Como padres de niños pequeños, ¿hubo algún momento o experiencia personal que los motivó a escribir sobre este tema en particular?
Pablo: ¡Muchos! Cualquiera que haya vivido una rabieta en medio del supermercado sabe lo complicado que es gestionar esos momentos. Como padres, nos dimos cuenta de que lo más importante no es «apagar» la rabieta, sino enseñar a los niños a reconocer lo que sienten y darles herramientas para expresarlo.
David: Cuando le ponemos palabras a lo que ellos sienten, su reacción cambia. Nos hemos dado cuenta de que es una herramienta clave para ayudarles a superar la frustración.
4. ¿Qué papel juegan los padres y los amigos en el manejo de las emociones de los niños en la historia? ¿Cómo se refleja la importancia del apoyo familiar y la amistad en la narrativa?
Pablo: En Mi Furiosaurio, los adultos no están ahí para castigar o minimizar las emociones de Nora, sino para guiarla. Su abuela le ofrece un espacio seguro para expresarse y la ayuda a encontrar formas de calmarse.
David: También quisimos reflejar la importancia de los amigos. En el libro, Nora aprende que no está sola y que sus amigos también tienen «Furiosaurios» dentro de ellos. A veces, compartir lo que sentimos nos ayuda a sentirnos comprendidos.
5. Las técnicas para calmarse, como los abrazos y los soplidos, parecen sencillas pero efectivas. ¿Cómo llegasteis a estas soluciones tan prácticas para los niños?
Pablo: Investigamos mucho sobre estrategias de regulación emocional adaptadas a la infancia. Técnicas como la respiración profunda o el contacto físico han demostrado ser muy efectivas en niños pequeños. Pero lo más importante era presentarlas de forma lúdica, para que los niños las interioricen sin que parezcan «reglas impuestas».
David: Y también probamos con nuestros hijos. Queríamos que fuera algo real, útil en el día a día.
6. El libro no solo está diseñado para los niños, sino también para ser una herramienta útil para los padres y educadores. ¿Cómo pueden los adultos utilizar la historia para enseñar a los niños sobre la autorregulación emocional fuera de la lectura?
Pablo: Una buena forma es usar el libro como punto de partida para hablar de emociones. Se puede preguntar al niño: “¿Recuerdas cuando Nora se enfadó? ¿Cómo crees que se sintió? ¿Te ha pasado algo parecido?” Esto ayuda a que los niños reconozcan sus propias emociones en un entorno seguro.
David: También recomendamos usar las técnicas del libro en momentos reales. Si un niño está enfadado, podemos decirle: “¿Recuerdas cómo Nora calma a su Furiosaurio? ¿Quieres probarlo tú?”
7. Este es el primer libro que publicáis como equipo. ¿Cómo surgió la idea de trabajar juntos en Mi Furiosaurio? ¿Y cómo ha sido trabajar conjuntamente?
Pablo: Surgió en el parque, literalmente. Nuestras conversaciones sobre crianza nos llevaron a esta idea, y nos dimos cuenta de que teníamos una visión compartida.
David: Trabajar juntos ha sido una gran experiencia. Nos complementamos bien: Pablo aporta la narrativa y el enfoque psicológico, y yo doy vida a los personajes con la ilustración. Además, al ser padres, entendemos la importancia de hacer que el mensaje sea accesible.
8. Pablo, como médico, ¿cómo influyó tu formación profesional en la forma en que abordaste los temas de la gestión emocional y la ira infantil a la hora de escribir el libro?
Pablo: Mi formación me ayudó a entender la importancia del desarrollo emocional en la infancia y a basar la historia en estrategias validadas. Pero, sobre todo, me hizo consciente de que necesitamos más recursos accesibles para enseñar estas habilidades desde pequeños.
9. Como ilustrador, David, ¿cómo equilibras el tono divertido y accesible de la historia con la necesidad de transmitir un mensaje educativo y profundo sobre las emociones y la autorregulación?
David: Fue un reto, porque no queríamos que el Furiosaurio diera miedo, pero sí que reflejara el torbellino de emociones que sienten los niños cuando están enfadados. Usamos colores vibrantes y expresiones exageradas para mostrar cómo la emoción crece, pero también mostramos su transformación cuando Nora aprende a calmarse. Buscábamos un equilibrio entre lo educativo y lo visualmente atractivo.
10. ¿Planeáis seguir creando más libros juntos? Si es así, ¿qué temas os gustaría explorar en futuras obras? ¿Habéis considerado expandir la historia o crear otros libros en la misma línea que sigan abordando diferentes aspectos de la gestión emocional en los niños?
Pablo: ¡Claro! Nos encantaría seguir explorando las emociones infantiles a través de nuevos personajes y situaciones.
David: Estamos pensando en otros cuentos que aborden temas como la tristeza, la ansiedad o la paciencia. Nos gustaría crear una colección donde cada libro ayude a los niños a comprender una emoción diferente.
Pablo: Y quién sabe… ¡quizás el Furiosaurio vuelva en nuevas aventuras!