1. El libro presenta la hora de dormir como una aventura mágica en lugar de una rutina nocturna. ¿Cuál fue el desafío narrativo de cambiar la percepción tradicional sobre el sueño en algo tan emocionante y divertido? ¿Qué impacto esperas que tenga este enfoque en los hábitos de sueño de los niños?
Mi hija mayor dormía fatal, tenía pesadillas y eso me recordaba mucho a los problemas que yo tenía para dormir cuando era pequeña. Por eso, quise crear una hora del sueño que fuera bonita, algo que lejos de dar miedo, divirtiera y pudiera incentivar a los niños a querer dormir.
El impacto que espero es simplemente que ayude, de alguna forma, a que los niños duerman más tranquilos, y de forma indirecta mejorar su calidad del sueño.
2. Los sueños de Laia la llevan a mundos llenos de magia y criaturas fascinantes como pingüinos, ballenas y delfines. ¿Cómo desarrollaste la idea de usar los sueños como portales hacia mundos imaginarios y qué consecuencias esperas que tenga este enfoque en la creatividad y la imaginación de los niños que leen la historia?
Realmente no me costó desarrollar esta idea, porque creo firmemente que los sueños nos llevan a todos los lugares que deseamos estar, incluso de adultos. Y creo que es algo que, normalmente, perdemos cuando crecemos: de niños tendemos a imaginar que viajamos a mundos increíbles y de adultos, cuando somos más conscientes que esos mundos no existen, dejamos de soñar. O dejamos de soñar así, al menos, y es algo que me parece que no deberíamos perder.
3. Los mundos que Laia explora en sus sueños están llenos de magia y fantasía. ¿Cómo abordaste el proceso de creación de estos universos imaginarios? ¿Cuáles fueron los mayores desafíos al crear estos mundos oníricos?
Laia, mi hija mayor, tenía entonces dos peluches favoritos: Ballena (una orca pequeñita) y Pulpo (que aún está por casa). Intenté mezclar esos peluches que ella adoraba, con uno de los animales que más me gustan que son los pingüinos, y a partir de esas ideas iniciales salieron también los delfines y el resto de animales. Me pareció divertido que, ya que en el sueño todo vale, pudieran vivir todos juntos y pudieran ser compañeros de aventuras de Laia.
El mayor desafío creo que es no caer en hacer algo tan imposible que pueda hasta perjudicar la creatividad de los niños. Desde mi ignorancia creo que lo he conseguido.
4. Dado que el libro está dirigido a niños de entre 4 y 6 años, ¿cómo crees que este tipo de historias para dormir pueden mejorar la relación entre padres e hijos al compartir momentos de lectura antes de dormir?
Para mí es fundamental compartir momentos de lectura antes de dormir. Precisamente por lo que comento en el cuento, porque cuando te acuestas piensas en lo último que has leído y si es un cuento con mil aventuras los niños se acostarán pensando en esas aventuras. Realmente pasa lo mismo con los adultos. A mi me encanta leer, y siempre lo hago antes de dormir, y noto muchísimo que duermo peor si la novela es de intriga que si la novela es de Marian Keyes, por ejemplo. Pues con los niños pasa igual.
Además, la lectura nos ayuda a desconectar del día a día, a evadirnos un poco, a soñar más bonito.
5. Y, ¿qué consejos le darías a los padres que luchan con el miedo o la resistencia de sus hijos al dormir, basándote en las enseñanzas de ¡Que viene el sueño!?
Como madre sólo puedo aconsejar paciencia, y buen humor. Yo tengo carteles puestos por toda la habitación, y uno bien grande en la puerta, de “monstruos no”. Incluso creé una poción para luchar contra los monstruos que solía pulverizar por toda la habitación. Sin embargo, tengo comprobado que contar historias que les guste funciona un poco mejor, al menos un poco.
Las rutinas bien definidas, como la manualidad del cuento, sean en el orden que sean porque cada niño tiene sus necesidades creo que son buena ayuda para el día a día.
6. Laia es una niña curiosa y llena de energía que resiste la hora de dormir. ¿Con qué aspectos de su personalidad crees que los niños van a conectar más? ¿Hay elementos de tu propia infancia o experiencias personales que hayas incorporado al desarrollo de su carácter?
Creo que, sin duda, los niños no querrán dormir por querer estar siempre jugando, como le pasa a Laia en algún momento del cuento.
La protagonista es mi hija, 100%, un poco exagerada, pero está basado totalmente en ella. Ya que inventé la historia intentando que se durmiera.
7. Las ilustraciones desempeñan un papel crucial en la atmósfera del libro. ¿Podrías compartir cómo fue tu colaboración con la ilustradora y cómo lograron combinar el texto y las imágenes para crear una experiencia inmersiva y coherente tanto visual como narrativamente?
Lo de la conexión para las ilustraciones me parece de otro planeta. Yo tenía una idea en la cabeza cuando escribí el cuento, mi hija, que dibuja muy bien a pesar de su corta edad, esbozó en un folio los personajes tal y cómo los veía ella y coincidían bastante con como los visualizaba yo. Y luego llegó el portfolio de Paula, y me encantó, se lo enseñé a Laia, y ella eligió exactamente los mismos personajes que yo había elegido previamente.
Fue una conexión brutal. Y creo que son perfectas y totalmente acompasadas al texto del cuento. Sin ellos, el cuento no se cuenta igual.
8. Considerando que este libro está diseñado para fomentar el hábito de la lectura en la infancia, ¿de qué manera crees que esta obra puede influir en su relación futura con la lectura y su desarrollo como lectores?
Pues la verdad es que me encantaría que muchos niños quieran leer ¡Que viene el sueño! antes de dormir, y que eso les haga tener interés por otros cuentos y, con ello, fomentar el hábito lector.
Me encantaría que pueda ayudarles a entender que, al igual que en los sueños, los cuentos y libros nos ayudan a hacer volar nuestra imaginación.
9. Ahora que has publicado «¡Que viene el sueño!», ¿cómo describirías tu proceso de escritura desde la concepción de la idea hasta que el libro estuvo listo para ser publicado? ¿Hubo algún momento clave en ese proceso que te haya sorprendido o cambiado tu perspectiva sobre la escritura infantil?
La verdad es que todo esto está siendo un sueño hecho realidad. Llevo escribiendo relatos, poesías y otros textos desde que tenía 6 o 7 años. Pero si hace, no sé, 10 años me dices que voy a escribir cuentos infantiles… creo que habría dicho que no, porque no tenía ni idea de encontrar esta creatividad. Sin embargo, mis hijos me han dado ese punto creativo, con ellos soy capaz de inventarme buenas historias. Lo que ha supuesto verdaderamente una nueva ilusión en mi vida personal.
Este cuento fue el primer cuento que me inventé, o el primero de los que me inventé que me pareció que podía valer la pena. Ver como Paula, la ilustradora, ponía imagen a lo que yo tenía en mente, y plasmaba tan bien todo lo que rondaba mi cabeza, me ha encantado.